Misión DART de la NASA
La NASA en su misión DART (Double Asteroid Redirection Test), esta madrugada del 24 de noviembre de 2021 llevó a cabo el lanzamiento deliberado de su nave aeroespacial contra un asteroide, un experimento donde intentará demostrar que es capaz de desviar asteroides peligrosos que se dirijan a nuestro planeta en caso de que la humanidad necesite un día impedir que una roca espacial gigante acabe con la vida en la Tierra.
“Asteroide Dimorphos, ¡vamos a por ti!”, tuiteó la Nasa después del lanzamiento.
Retransmitido en directo por la televisión de la NASA, el aparato despegó a las 22H21 locales del martes (06H21 GMT) a bordo de un cohete SpaceX desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg en California.
Dirigida por el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins y el apoyo de varios centros de la Nasa: el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), el Centro de Vuelo Espacial Goddard (GSFC), el Centro Espacial Johnson (JSC), el Centro de Investigación Glenn (GRC) y el Centro de Investigación Langley (LaRC).
☀️ The warmth of sunshine on just-unrolled solar panels. Nothing like it.
— NASA (@NASA) November 24, 2021
Our #DARTMission has unfurled its two 28-foot-long solar arrays, the last milestone in today’s successful launch. https://t.co/CwG2zVCsl7 pic.twitter.com/sqkgqdbHin
“Lo que estamos tratando de aprender es cómo desviar una amenaza. En esencia, DART es una misión de preparación, y también es una misión de unidad y colaboración internacional”, señaló Thomas Zuburchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas en la Sede de la Nasa en Washington.
Su objetivo es Dimorphos, una “luna” de unos 160 metros (dos estatuas de la libertad) de ancho, que rodea a un asteroide mucho mayor llamado Didymos (780 metros de diámetro). Juntos, forman un sistema que órbita en torno del Sol.
La nave espacial está diseñada para impactar el asteroide mientras viaja a una velocidad aproximada de 24.000 kilómetros por hora. Su objetivo final, planeado para fines de 2022, es el asteroide lunar Dimorphos (“dos formas”), de 160 metros de ancho, que orbita un asteroide más grande llamado Didymos (“gemelo”).
Bernardita Ried, investigadora Centro de Astrofísica CATA, explica que el objetivo es alterar la velocidad y órbita del asteroide. “Tiene un gran valor científico, porque es la primera vez que podremos recabar datos concretos. Si bien todo esto se puede analizar desde un punto de vista teórico, ahora tendremos información y datos, de, por ejemplo, cómo cambiaría el período de rotación del asteroide producto de la colisión”.
Aunque esta sería una misión pionera creada para este objetivo, no sería la primera vez que la NASA intenta esto.
En 2005, NASA ya hizo un primer ensayo: estrellar una nave de casi 400 kilos contra el núcleo del cometa Tempel 1. Es un blanco enorme, una especie de patata gigante, de 15 kilómetros de longitud. No es de extrañar, pues, que apenas notase la colisión. Pero algún efecto sí tuvo: su velocidad se redujo en medio milímetro por hora con la consiguiente alteración de su trayectoria. Ahora el Tempel 1 se acerca al Sol diez metros más que antes del choque (si es que, desde entonces, la atracción de Júpiter no le ha hecho cambiar de curso, cosa más que probable). Nadie lo midió, claro; son meros cálculos teóricos.
Mientras la nave de la Nasa realice su trabajo en el espacio, será acompañada por otro equipo aeroespacial llamado LICIACube (Light Italian Cubesat for Imaging of Asteroid), un pequeño satélite de la Agencia Espacial Italiana, el que será desplegado desde la propia DART, con el objetivo de capturar imágenes de los efectos del impacto en la superficie y la pluma de eyección generada.
El proyecto tuvo un costo de US$ 330 millones y es el primero de este tipo. La nave cuenta con dos “brazos”, los que se extienden alcanzando 8,6 metros de largo por 2,3 metros de ancho. Andy Rivkin, jefe del equipo de investigación DART, señala que el período orbital actual es de 11 horas y 55 minutos. “El equipo espera que el golpe reduzca en unos 10 minutos la órbita de Dimorphos”.
La misión va de la mano con la teoría que señala que hace alrededor de 66 millones de años, un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro impactó contra la Tierra, provocando la extinción del 75% de las especies, incluidos los dinosaurios, que dominaban el planeta.
Aunque han pasado millones de años, eventualmente esto podría volver a repetirse, por lo que la NASA, de cierta manera, pretende anticiparse y estar preparada frente a cualquier eventualidad.
La Oficina de Coordinación de la Defensa Planetaria de la NASA está más interesada en los cuerpos que tienen un tamaño superior a los 140 metros, puesto que éstos tienen el potencial de arrasar ciudades o regiones enteras con una energía varias veces superior a la de las bombas nucleares normales.
Se conocen 10.000 asteroides cercanos a la Tierra de un tamaño de 140 metros o más, pero ninguno tiene una posibilidad significativa de impactar en los próximos 100 años. Pero -una advertencia importante- se estima que hasta la fecha sólo se ha encontrado un 40% de esos asteroides.